miércoles, 5 de marzo de 2014

A propósito de la muerte del dirigente indígena Yukpa Sabino Romero y otras cosas, desde las Montañas de Guerrero.



Huberth Malina
De la Comunidad Me’phaa de Santa Cruz del Rincón, Guerrero. México.


Ángel Carlos Sánchez poeta de descendencia Me´phaa, hermano de la palabra que camina, escribe el poema “lluvia” que originalmente se iba a titular “ru´wa”, poema dedicado a la resistencia de los pueblos Me´phaa, no de un año, no de 18 años, no de 500 años, como nos han querido contar, si no más allá, como decimos nosotros - son los tiempos de la carne que cubre nuestro hueso, un poema que trastoca los tiempos el antes y ahora, en el cual habita la esperanza de nuestra lucha y nuestra muerte, por un tiempo que para nosotros es un día con sus ojos y brazos y que somos nosotros, como dice Ángel Carlos, “Ya sabes, si somos derrotados, tomaremos a los niños para llevarlos a otro día. y cantaremos como lluvia nuestra historia para que no se olviden de los nombres, de los nuestros y los suyos, que aunque sigan siendo los mismos serán nuevos.” Por los que fueron, los que son, los que vendrán, es que ahora estamos, el camino es largo como nuestra propia palabra, pues […]“alguien debe hablar por siempre nuestra lengua de sollozos. Aunque voy hacia otras tierras, Hermanos, primos, tíos de mi nombre y de mi carne, mi corazón va con ustedes como un pájaro apedreado que no sabe cómo rescatarlos de este día” el poema del hermano Ángel Carlos me recuerda las palabras del hermano Añú José Ángel Quintero Weir; quien escribe a propósito de la situación de los hermanos indígenas en Venezuela, quienes se les ha despojado de sus tierras y han sido perseguidos y asesinados, por defender lo que les pertenece, sus tierras, sus lagos, lo suyo, en donde vive su memoria. 
Esto a propósito de que hoy 3 de marzo se cumple un año de la muerte del dirigente indígena Yukpa Sabino Romeo, la muerte de su padre, la persecución de su esposa e hijos y otros hermanos de aquella tierras, que con dignidad han resistido y lo seguirán haciendo, pues hay algo como aquello que se llama esperanza y nosotros los pueblos llamamos resistencia, y que van de la mano como dos hermanos. En una carta dirigida a Pablo González Casanova, José Quintero escribe; “Los pueblos y comunidades sabemos que, o resistimos o morimos […] “siempre nos aplican, sin juicio, sin tribunal, sin derecho a la defensa, pues, ¿a quién le importan unos indios que desaparecen si lo que se pretende aparezca es, nada menos que la “revolución”? […] los colonialistas no se habían ido y que se habían multiplicado luego de la independencia […] pero no podemos dejar de ser, por lo menos, sarcásticos, con quienes todos los días nos matan y, al mismo tiempo, hacen actos televisados en nuestro honor; ponen a algunos de nosotros a disfrazarse como “indios” y nos muestran como vitrinas para que todos se sientan felices. Eso, en verdad, nos molesta y nos inquieta que un taata araura como usted (el más sabio por su edad), no pueda vernos, no pueda escucharnos, ni siquiera sentirnos en nuestra muerte, sólo porque otros hablan por nosotros.
Y si en éste camino nosotros encontramos que nuestro camino es otro? y si no queremos ser ni de la izquierda ni de la derecha? y si estamos hartos de esta estructura política, partidos, elecciones, “democracia” ? y si nuestro camino va por la otra loma? es un delito seguir los pasos de los nuestros, de los que nos dejaron su lengua y fueron antes que nosotros ? Nos juzgaran, nos desaparecerán, nos mataran como siempre han hecho? Ángel Carlos escribe; “Pero sólo quien vio la guerra en tierra propia puede saber el peso exacto de las manos. ¿De qué manera puedo hacerte comprender que yo también quedé entre los cadáveres y que ahora estoy como si fuera sólo mi corteza? Allá, en la arruinada Tlapa, quedaron nuestros ojos, […] y la luz se ha vuelto más oscura que la noche. ¡qué lluvia ha de borrar el eco de las voces? ¿Dónde podré esconderme del silencio, dónde hallaré mi sombra para que el alma no se seque? La situación en México no cambia mucho, basta con mirar la situación de la CRAC-CP en Guerrero, Cherán en Michoacán, Chiapas, etc.; compañeros presos, perseguidos, desaparecidos. El antes y ahora se trastocan y no ha cambiado mucho la situación de los Me´phaa de la Montaña de Guerreo, pues ahora los “otros”, los hombres que vienen de la cortina de lluvia, son; corporaciones, mega proyectos mineros, con nombre y apellido ; “Corazón de Tinieblas (perteneciente a la inglesa Holdschild Mining), La Diana y San Javier (perteneciente a la canadiense CamSim) y La Faraona Goliat (subdivida en lotes perteneciente a la mexicana Grupo Goliat), proyectos con miras a explotar oro, plata y cobre principalmente” sin embargo como escribe Ángel Carlos en su poema ; “algunos, señora de mis manos, han de tener valor para romper la oscuridad como un espejo de obsidiana y harán flechas para agujerear cualquier prisión. Algunos también sabrán juntar las gentes para que se vayan de una vez por toda a mandar a la injusticia a la chingada”. Así como el más viejo de los Me´phaa, el señor sagrado de la lluvia; akuniya quien camino altas montañas para encontrar a su yerno Akun´mbatsu para que vuelva a la casa, pues todos somos en nuestro “hacer” y el trabajo de todos debe ser valorado y respetado , así sigue nuestra palabra Me´phaa aquí en la montaña hermanos y hermanas, “EL RESPETO A NUESTROS DERECHOS SERÁ JUSTICIA PARA NUESTROS PUEBLOS” 



Aquí dejo parte del Poema de Ángel Carlos Sánchez. 

Lluvia 
Niña de noche y agua, estrella sola,
voy con todos los hombres a la guerra;
¿ recordarás mi nombre
Si un águila me lleva o si me ahogo?
Si el señor Akuniya está conmigo,
¿ qué podemos temer? 
Voy a medirme el hueso para que no estés triste:
verás que nuestra patria es fuerte.
¿ Soy llanto por defender mi tierra?
Mariposa tornasol, si muero algo florece.
Es diestro el enemigo, pero yo también soy sangre, 
Soy un cauce de fuego, soy un río de espinas.
Cuando vuelva traeré una piel de tigre; pero si o si me llevan cautivo al sacrificio, 
¿recordarás mi nombre en la tormenta, 
o cuando en la montaña cruja el filo de la tarde? 

III
Vi caer, atravesados por un rayo de frialdad,
a los hijos de estas tierras,
vi morir a mis amigos
como si el día se derrumbara hasta aplastarlos.
No he de negar que son valientes los aztecas
(son diestros manejando sus macanas,
Sus dardos son filosos como el miedo),
Pero sólo quien vio la guerra en tierra propia
puede saber el peso exacto de las manos.
¿ De qué manera puedo hacerte comprender
que yo también quedé entre los cadáveres
y que ahora estoy como si fuera sólo mi corteza?
Allá, en la arruinada Tlapa, quedaron nuestros ojos,
nuestra sangre lleno de moscas las calzadas,
y la luz se ha vuelto más oscura que la noche.
¡qué lluvia ha de borrar
el eco de las voces? 
¿Dónde podré esconderme del silencio,
Dónde hallaré mi sombra
Para que el alma no se seque?
IV
[…]
me dice que le ayude,
que importa más salvar los niños y llevarlos al futuro.
Asegura que alguien debe hablar por siempre
nuestra lengua de sollozos.
Aunque voy hacia otras tierras,
Hermanos, primos, tíos de mi nombre y de mi carne,
mi corazón va con ustedes
como un pájaro apedreado
que no sabe cómo rescatarlos de este día,
y sólo pía y llora y vuela
hasta que las plumas comienzan a caérsele.
VII
Cuando vengan estaremos preparados
para darles batalla;
en el monte, en la cañada, en los sueños
estaremos armados de paciencia,
nuestro atabal de guerra sonará
hasta que se vallan o nos maten.
Ya sabes, si somos derrotados,
tomaremos a los niños para llevarlos a otro día.
y cantaremos como lluvia nuestra historia
para que no se olviden de los nombres, 
de los nuestros y los suyos,
que aunque sigan siendo los mismos serán nuevos.
Y si los esclavizan,
tampoco temas, ya sabemos que todo es pasajero;
algunos, señora de mis manos,
han de tener valor para romper la oscuridad
como un espejo de obsidiana
y harán flechas para agujerear cualquier prisión.
Algunos también sabrán juntar las gentes
para que se vayan de una vez por todas
a mandar a la injusticia a la chingada. 

[en el libro; “caminar el miedo”]

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