Para ver eso de lo que hablamos
Tres
momentos-espacios
de la
Vuelta por la Revuelta
José Ángel Quintero Weir
I.- De
cómo un hombre puede hacerse ciego, sordo y mudo o del por qué no sólo de pan
vive el hombre.
Cuentan los añú que un día, hace mucho tiempo,
cuando los cinco dioses que como mano, soplaron juntos desde sus manos para
hacer al mundo, viendo que las gentes que con su soplo habían hecho, no se
comportaban como humanos sino como bestias, pues, eran ciegos de sus hermanos,
sordos a la palabra de sus padres y mudos de su propia palabra ya que sólo
pensaban en comer, comer, comer y no terminaban de digerir lo comido cuando ya
estaban pensando en lo próximo a comer, y no había terminado el día cuando ya
pensaban en lo que comerían al día siguiente, y, no más llegaba el día
siguiente en su lugar cuando ya ellos estaban trabajando la idea de cómo comer
todo lo que en otro espacio sabían que estaba como alimento para ellos comer,
comer, comer.
Los cinco dioses decidieron inundar el mundo
para hacerlo nuevo desde las aguas y sólo los que como manos habían actuado
quedarían para reconstruir el mundo. Entonces, cuando el agua comenzó a crecer
en los ríos e inundarlo todo, un hombre tomó a su familia y con ella subió a un
árbol. Se aseguró de llevar toda la comida que pudo: peces, un báquiro muy bien
salado, carne de venado, piro piro, un rabo de caimán, una babilla, en fin,
todo lo que antes había cazado y pescado lo subió al árbol, pues, estaba
convencido que la inundación pasaría y él y su familia luego luego, regresaría
a su casa como si nada.
El agua de la inundación subía y subía y el
hombre y su familia allí, sobre el árbol, comiendo y comiendo. Fue cuando pasó
uno en una buena canoa a canalete y le dijo:
- Hermano, voy donde los dioses dicen que
debemos ir para rehacer el mundo, baja con tu familia de ese árbol que yo te
llevo.
- No hermano, te agradezco, pero tengo suficiente
comida y cuando esto pase voy a regresar a mi lugar.
Así que el hombre no quiso escuchar y allí se
quedó. Más de luego pasó otro con una buena barcaza impulsada por una vela y al
verlo sobre el árbol y ya con el agua que le llegaba a la cintura le gritó:
- Epa hermano, baja ya de ese árbol y vente
con nosotros a rehacer el mundo.
El hombre lo miró, pero en ese momento estaba
comiendo parte del báquiro salado y nada le respondió. Así que el de la barcaza
siguió su camino.
Ya en últimas, pasó uno en una gran piragua
y, al verlo, tratando de sacar su cabeza del agua que ya le cubría y alzando
los brazos para salvar del agua su comida, el piragüero le gritó:
Hermano, deja esa comida y baja para con
nosotros rehacer el mundo.
Pero el hombre hizo como que no lo veía y
allí se quedó tratando de salvar su comida. El piragüero se fue y el hombre,
mudo, sordo y ciego finalmente fue tragado por las aguas que se lo comieron con
todo y su comida para la que sólo pensaba y vivía.
II. Del
primer momento lugar donde los pueblos han ejercido eso de lo que hablamos: la
vuelta por la revuelta.
Desde la presencia de los primeros hombres
blancos en la Sierra de Perijá, tanto los barí como los yukpa asumieron como
respuesta, cada uno a su modo, dos acciones concretas: la primera fue la de
evitar en todo lo posible una confrontación directa, se trataba de una especie
de ceder el paso para evitar colisiones innecesarias que trastornaran la paz
requerida para el ejercicio de sus propias vidas porque, en todo caso, tanto
los barí como los yukpa (también los añú y los wayuu) saben que la tierra no
les pertenece sino que ellos le pertenecen a la tierra y, por tanto, no pueden
más que compartir su amor y protección. Pero, ceder el paso tiene el límite que
establece, precisamente, el riesgo de la estabilidad y permanencia de la
comunidad, es decir, en el momento en que aquel a quien le cedes el paso
insiste en poner en riesgo la vida de la comunidad es imposible y, aún,
condenable, no confrontarlo. Entonces, fue cuando los hermanos barí y yukpa tuvieron
que entrarle a la guerra.
Ahora bien, como debemos saber, en toda
guerra lo primero que se debe proteger es la vida de las mujeres, no porque
ellas no puedan igualmente entrar en batalla, porque a fin de cuentas, ellas,
las mujeres barí y yukpa, han demostrado ser capaces de hacer flechas para sus
hombres y, al mismo tiempo, amamantar a sus hijos; sino porque sólo ellas
garantizan la reproducción de la existencia del pueblo que somos más allá de la
guerra. Esto es supremamente vital entenderlo, pues, es punto esencial de la
vuelta para la revuelta: nuestra revuelta no es sólo una rebelión de hombres
sino una vuelta al corazón de nuestra existencia marcada por la sabiduría y la
fortaleza de nuestras mujeres.
En esa guerra a la que obligados tuvieron que
asistir, tanto los barí como los yukpa cada vez más, fueron replegándose a las
tierras altas de la Sierra de Perijá, entre ellos, la familia de Sabino Romero;
pero, ninguno de ellos olvidó que antes de los blancos sus comunidades estaban
ubicadas en las tierras bajas, próximas a las caídas de los ríos en el
piedemonte. De eso hablaba el viejo yukpa José Romero (padre de Sabino), de eso
habla también el viejo Sabombo (compañero de batalla de Abohkindou*), barí de Kugdayi, uno de los
arregladores de la paz entre los barí y los yukpa en medio de la guerra contra
los blancos de las compañías petroleras a comienzos del siglo XX.
Para no hacerles más largo el cuento, lo que
queremos decir es que cuando Sabino Romero baja de las tierras altas de la
Sierra con la disposición de recuperar las tierras bajas es porque en su
corazón late la antigua memoria de la comunidad de Chaktapa, y, contra esa
vuelta a su memoria no hay misión gubernamental ni fuerza militar que pueda
torcer su propósito. No hay discurso acerca de la justicia que justifique que
él desista, pues, su corazón está seguro de la justicia de su lucha y, por eso,
no sólo ha sido capaz de enfrentar la celada que para matarlo le armó el
gobierno, ha sido capaz de soportar la cárcel a la que lo envió el gobierno,
las campañas de difamación que sus enemigos dentro y fuera del gobierno han
orquestado para criminalizarlo, aislarlo§, y, por esa vía, anular su lucha, sino que
por encima de todo esto, Sabino ha sido capaz de insistir con la fuerza de su
voz y su disposición a morir por sus tierras, ha enfrentado al ejército de
sicarios pagados por hacendados pero también al Ejército del Estado-gobierno
bolivariano que, ante un corazón de esta naturaleza e impulsado por su
irreductible memoria, no tiene otra salida que la cobarde retirada. En fin,
Sabino Romero y la comunidad de Chaktapa ha sido el primer momento-lugar que demuestra
que la Vuelta por la Revuelta no es sólo un discurso, sino que se refiere a
nuestra indeclinable disposición a ejercer, desde abajo, el dominio comunitario
de nuestros territorios, en nuestros territorios y de acuerdo a nuestra propia
territorialidad.
III. Donde
los indios pemones junto a los criollos mineros pobres, dieron a probar a la
mafia rusa, al imperialismo chino y sus lacayos en el gobierno de Chávez, a qué
sabe la vuelta por la revuelta de los pobres.
En su política de contrainsurgencia contra
los pobres, sean estos indios, negros o criollos, el gobierno de Chávez y sus
asesores del gobierno militar cubano, inventaron sacar a los pemones y a los
mineros artesanales de sus tierras y sus pequeñas explotaciones de oro. Para
ello, inventaron la bien llamada Misión Piar©, pues, se trataba de liquidar a los pemones
y a los mineros artesanales para que Chávez pudiera negociar las tierras de los
pemones y la explotación aurífera con la mafia rusa y el imperio chino, bajo el
argumento de la protección del medio ambiente y la ecología de la Gran Sabana y
la Amazonía venezolana.
En efecto, nadie de este gobierno está en
capacidad moral, política o de sabiduría para enseñar a un pemón, a un
ye’kuana, a un Yanomami qué significa cuidar la Amazonía, fue por ello que los
pemones aceptaron de buena gana la propuesta gubernamental que, requería del
gobierno, delimitación absoluta de los territorios indígenas y apoyo para la
conversión de todos los mineros artesanales en productores agrícolas.
Una vez lograda la desmovilización de las
comunidades, los bastardos entreguistas creyeron logrado su propósito; pactaron
la entrega de los territorios indígenas para que la mafia rusa explotara las
minas auríferas y el imperio chino (no menos mafioso que el gobierno ruso), se
apoderara del resto, a cambio de dólares en efectivo para ganar elecciones por
la vía del envilecimiento de la conciencia de los que, por su hambre y su
despojo, sólo pueden pensar en comer.
Nunca los bastardos entreguistas le
cumplieron a los pemones y a los mineros artesanales, de ellos se burlaron,
pues, convencidos estaban de su poder, sobre todo, porque a partir de la Misión Piar, el Ejército Bolivariano del
Estado-gobierno, indignamente, dominaría el territorio para proteger
especialmente a sus contratistas: la mafia rusa, el imperio chino y el gobierno
militar cubano, y, de paso, aprovechar la posibilidad para que algunos de sus
“revolucionarios” generales, pudieran hacerse de unos dinerillos a través de la
expoliación y la extorsión de los indios pemones y los mineros criollos pobres.
Pero no contaron con la vuelta a la memoria
de los pemones, y, subestimando su fuerza, los generales del Ejército
bolivariano de ocupación se dedicó a expulsar a los indígenas de sus propios
territorios, a cobrarles en oro, a pisotear su dignidad, indignamente, en
defensa de empresas y gobiernos extranjeros. Entonces, sin esperarlo,
protegidos en sus armas y en la cobertura de un Estado-gobierno hipócrita y
desleal, nunca previeron que los pemones saldrían a defender su dignidad y como
una sola mano junto a los mineros artesanales criollos, no una, sino en par de
veces, han capturado a elementos del ejército bolivariano de ocupación y han
obligado a sus generales a pedir perdón, pues, en territorio pemón sólo han de
mandar los pemones y aquellos con quienes ellos comparten su destino en una
alianza entre iguales.
IV. De lo
que está pasando y va a pasar en La Guajira.
Durante más de cien años el Estado venezolano
ha venido explotando las profundidades del Lago de Maracaibo. Para muchos (por
no decir que para todos), tal es el símbolo de “nuestra riqueza” que hace
posible que, hoy por hoy, si Brasil no nos envía pollos comprados a su precio y
en el estado que sus vendedores quieran, nosotros aquí, en Venezuela, no lo
comeríamos. Si Nicaragua no nos cambia un saco de café a cambio de un barril de
petróleo, ya estuviéramos raneando una
tacita de café por la mañana; si Guatemala no nos enviara un saco de caraotas a
cambio de barriles de petróleo, los frijoles hubieran desaparecido de nuestra
mesa, y, si Colombia no nos enviara (vía contrabando), partes de repuestos a
cambio de gasolina (vía contrabando), el transporte público, especialmente en
la frontera, se hubiera paralizado.
Pero además, durante estos más de cien años
de explotación petrolera en el lago de Maracaibo, han terminado por destruirlo
casi completamente, a tal punto, que son muy pocas las especies que los añú,
sus habitantes ancestrales, pueden capturar hoy día. De tal manera que los añú,
pueblo ancestralmente pescador, sólo ha obtenido como herencia del
Estado-nación venezolano la muerte de su territorialidad luego de la muerte de
su territorio. Pero como quiera que, es principio de la condición humana la
lucha por su sobrevivencia, los añú, dado que ya no hay nada que pescar en el
lago ya que los blancos criollos del Estado lo han matado, han encontrado en el
contrabando de combustible una forma de lograr nnerr (dinero) para
sustentar a sus familias. Ellos son los que llevan el riesgo de transportar la
gasolina, riesgo de que sus embarcaciones naufraguen, riesgo de encontrarse con
las patrullas del ejército de ocupación bolivariano y no tengan para pagar la
vacuna que su patrioterismo exige a cambio, o, finalmente, riesgo de recibir un
plomazo de las AK con que la mafia rusa ha dotado al ejército de ocupación.
Lo mismo podemos decir de los wayuu, pues,
muy a pesar de que el Estado-gobierno de Chávez ha sabido mantener entre sus
principales figurines a elementos pertenecientes a este pueblo, éstos nunca han
correspondido a lo que su investidura ha podido significar para su propio
pueblo. Por ello, cada semana el Ejército de ocupación bolivariano ha venido
actuando impunemente en territorio wayuu, abiertamente disparando dentro de de sus
casas, formen parte o no de los llamados “bachaqueros” (transportistas de
gasolina de contrabando), disparando a los envases que las familias wayuu
tienen para almacenar el agua en una zona donde el Estado nunca les ha provisto
de ese servicio. Pero les agujerean sus “pipas”, pues, para el Ejército de
ocupación bolivariano defensor de la mafia rusa, el imperio chino y el gobierno
militar cubano, todo wayuu es sospechoso de pretender arrebatarle un pedacito
de su negocio enriquecedor. Es esto lo que está pasando en La Guajira, y,
sucede, con el silencio cómplice de los diputados y reputados wayuu miembros
del gobierno.
Pero, gracias a Juyakai, también está pasando
que el pueblo wayuu ha decidido volver a su memoria en la que, ciertamente, ellos
han sabido registrar que los blancos europeos
nunca lograron doblegarlos; que por ellos haber liquidado a dos de sus
enviados gobernadores coloniales, los reyes de España entregaron estas tierras
a los Welser alemanes quienes, por cierto, nunca se atrevieron a entrar en
territorio wayuu; que más de una vez hicieron alianzas con negros cimarrones
que, con su ayuda, lograron establecer sus palenques en las zonas más altas de
su territorio; en fin, que un wayuu aprende desde niño lo que es el respeto a
sí mismo y a su carne (eirükü), es decir, a su dignidad; por ello, han decidido
en asamblea de todas las carnes, exigir la salida del Ejército de ocupación
bolivariano de sus territorios y prepararse para la lucha, tal como lo hicieron
frente a los blancos europeos.
V. Último
dedo.
He aquí, pues, en los hechos, en las acciones
de las mismas comunidades y pueblos, el pleno ejercicio de lo que estamos
llamando La Vuelta por la Revuelta. Como es de apreciar, por tanto, no
se trata de un planteamiento teórico ni, mucho menos, meramente filosófico (sin
que deje de serlo, por cierto), sino que se trata, en lo fundamental, de la
definitiva decisión de ser realmente lo que somos en nuestros propios
territorios y espacios que estamos dispuestos a defender y por los que estamos
dispuestos a morir combatiendo la ocupación de los que, discursivamente nos
hablan de “revoluciones”, pero que defienden intereses de transnacionales
extranjeras.
Ningún añú, ningún wayuu ha nacido
contrabandista y, mucho menos, transportista de gasolina. Los añú somos
pescadores, los wayuu pastores y sembradores de yuca, maíz, auyama, patilla y,
en fin, todo lo que una árida tierra permite cultivar; sólo la economía impuesta por los Estados-gobiernos
(incluyendo el de Chávez), nos ha transformado en lo que no somos, pero advertimos
que no estamos dispuestos a morir de mengua para que el Estado-gobierno, la
mafia rusa, el imperio chino y el gobierno militar cubano sigan jugando a sus
negocios de guerra sin disparos pero sacrificando a nuestros pueblos que son
los únicos muertos de una guerra fría inexistente, pues, todos son mafiosos
justificados por intelectuales de derecha e izquierda que bien escriben desde
cubículos universitarios pero que, ni puta idea tienen de lo difícil que es
llevar una bolsa de comida desde Maracaibo a la alta Guajira.
Fuera el Ejército de Ocupación Bolivariano de
todos los territorios indígenas.
Fuera la Mafia Rusa, el Imperio Chino y el
gobierno militar cubano de nuestros territorios.
Dios detesta a los cobardes.
Exigimos Demarcación territorial indígena ya.
Ya basta.
§ Dicho sea de paso, recientemente han sido sometidas a juicio las
ONG: Provea (de Derechos Humanos) y la Sociedad Homo et Natura (Ecologista),
por apoyar la protesta de la comunidad yukpa de Chaktapa en defensa de Sabino
frente al Tribunal Supremo de Justicia en Caracas. El argumento de los fiscales
al servicio del gobierno es que las mujeres yukpa se presentaron a la protesta
con sus hijos y, como Chávez defiende a los niños, pues, se estaba violando la
Ley Blanca que supone que pueden matar a tu padre, a tu madre y a todos tus
ancestros, pero que no se le ocurra a tu esposa llevar a su crío a solicitar
derechos para su padre pues, para proteger al niño, los blancos hacen como que
los niños no existen. Sin embargo, es importante destacar que, a diferencia de
lo que cierta perspectiva pretende imponer, estamos convencidos que el actual
juicio está dirigido a aislar, aún más, la rebeldía de Sabino y sus yukpas y no
a castigar a las ONG antes mencionadas, pues, a fin de cuentas, una de ellas
forma parte de la estructura política de sustentación del Estado-gobierno con
representación importante tanto en el Ejecutivo como en la Asamblea Nacional.
De tal manera que a quien se quiere aislar es a Sabino y, corresponde a la
honestidad intelectual y política de las ONG supuestamente enjuiciadas asumir
el lado en el que se colocarán. Lo que sí es seguro es que Sabino sabe cual es
su lugar.
© Para
los que no saben, Piar fue un general que en tiempos de la lucha por la
independencia de España, logró derrotar a los españoles y establecer un
gobierno autónomo pero que se rebeló contra Bolívar que, derrotado por Boves
llegó a Oriente para rehacer sus fuerzas. Este proceso de recuperación de sus
fuerzas implicó liquidar a Piar y su proyecto autonomista: Bolívar ordena el
fusilamiento de Piar para establecer su liderazgo.
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