José Ángel Quintero Weir
“Ya no se quiere
ocultar que la llamada izquierda institucional no es de izquierda, ahora se
presenta como una virtud, de la misma forma que se anuncia un café descafeinado
con la virtud de que no desvela y no sabe a café”.
Sub-Comandante
Insurgente Marcos.
“Ni el centro ni la periferia”. Ponencia
presentada en el Primer Coloquio Internacional “In Memoriam Andrés Aubry”. 13
al 17 de diciembre de 2007. Universidad de la Tierra. Chiapas. México.
Taata
Arauraa-Watiyerari:
(Nuestro viejo padre-maestro)
Maestro,
con todo el respeto, me dirijo ante usted precisamente, por el piso que sólo
con su hacer usted ha levantado para
que su palabra resulte erguida ante todos nosotros. Pero como sé que usted,
para nada sabe quién es este impertinente que soy yo, que se atreve a erguir su
palabra ante usted; debo decirle que: tanülia Juseechon Chinoquinterokai, taata te;
aka, tapini Jose Angel nüchon Julia Weir. Soy José el hijo del “Chino” Quintero, mi
padre; pero también soy José Ángel, el su hijo de Julia Weir. Le escribo desde
la región de Suliaakarü,
woummain, wo’ulee añunmmokar tü karoorakar keetü ayouna Marakaayayu japini Lago
de Maracaibo, outamusía tümmain wayuukana; esto es, le hablo desde la región del
Zulia, nuestro territorio, donde emergimos los añuu en el gran lago de los
espejos que los criollos de Maracaibo nombran Lago de Maracaibo, pero también
es tierra de los wayuu. Nnawa
wenesolaran. Nojotsü alijunakan. Añuun we, wayuu waya, wayuukana, añun wekan. No somos
venezolanos, somos añuu, somos wayuu. Pero ningún criollo, así sea Presidente
de la República, es más venezolano que nosotros. Sin embargo, no lo somos, y,
por eso, hoy, igualito que en tiempos que a nuestro territorio llegaron los
alemanes, porque (esto lo aprendimos o descubrimos, precisamente, estando en
México, nuestro territorio (Suliaakarü), fue entregado como si de ellos fuera,
por los reyes de España a unos banqueros alemanes en pago de las deudas que las
expediciones de Colón, Cortés y demás conquistadores de esto que llaman América
Latina, habían generado a la corona. Yo les cuento eso a mis hermanos y ellos
se asombran, y, hasta se ríen, porque dicen: ¿Cómo es eso que esos reyes que
nunca vimos entregaron nuestras tierras sin que nuestros abuelos nunca se
enteraran? Woummain
Wou’lee, ¿ama namürei naika wawinkanwa? Nuestro
territorio es el lugar donde emergemos, ¿cómo ellos pueden vender nuestras
aguas?
Ellos
ríen al escuchar mis cuentos de lo que aprendí en México. Hoy ya no ríen; de
hecho, ya nadie ríe, porque sabemos, que la muerte ronda nuestro hombro
izquierdo y es poco el tiempo que nos queda antes que nos toque. Precisamente,
por eso, me he atrevido a escribirle a usted esta carta.
En
eso que llaman (Estado-nacional) Venezuela, los pueblos llamados por los
blancos: indígenas, pero que cada uno de ellos sabe autodenominarse y definirse
y, que son unos 34 pueblos pero que, todos sumados, no alcanzamos el 10 % de la
población nacional (cosa muy importante para todos los blancos o criollos que
ya desde la derecha o de la izquierda, justifican la necesidad de nuestra
muerte), somos la minoría entre las mayorías pobres.
En
esto que llaman Venezuela, nuestros abuelos waraurakan paraañunkan, watuchaakana, nuestros ancestros, nuestros más antiguos
abuelitos, nunca tuvieron la necesidad de hacer grandes monumentos, ni
pirámides, ni grandes construcciones porque, a fin de cuentas, la tierra de la selva
es tan suave y tierna que cualquier construcción de esas destrozaría su cuerpo
y, por eso, por saber de la eterna juventud del suelo de la selva que nunca
levantamos nada que la misma selva no pudiera consumir luego luego.
Sin
embargo, no es eso lo que dijeron los blancos europeos y, por eso, sólo indios
fueron los Mayas, los Aztecas y los Incas y, según este parecer, lo único que
de ellos quedan son las ruinas de un pasado que, hoy por hoy, sirve al negocio
de los Walt Mart para turistas, pues, en todo caso, “los indios que inventaron tales ruinas ya no existen”, “son pasado”. Pero si estos grandes
constructores de grandes arquitecturas desparecieron, nosotros, los que nunca
construimos nada que se le parezca, no sólo desparecimos por no hacerlas, sino
por constituir una aberración, aún en tiempos de los Incas, los Aztecas y los
Mayas.
Claro,
este es el parecer de los blancos europeos que llegaron en 1492. La cosa, Taata Pablochaa, es que esta
idea perdura y, no sólo la sostienen los llamados “derechistas neoliberales”
sino los llamados de la “izquierda” y, más exactamente, de los llamados
“gobiernos progresistas”. Sólo por eso le escribo, porque en fin y, para no
hacer larga esta única y definitiva comunicación; sobre todo, porque presentimos
que ya no hay tiempo, por lo menos, no para nosotros, le escribo porque vi su
firma en un comunicado en defensa del Estado-gobierno venezolano y de Nicolás
Maduro como heredero del trono dejado por Chávez.
De
antemano, le aclaro, esta carta no es una crítica hacia usted ni a ninguno de
los que para nosotros importan en esas firmas, es decir: la suya, la de Carlos
Walter y la de Raúl Zibechi los otros, no es que no nos importen, pero no
tenemos tiempo para convencerles, pues, este tiempo es nuestro tiempo de defender lo
poco que nos queda, o, lo que nos han dejado.
No
voy a atosigarlo con datos, cifras o estadísticas (lo que siempre me exigen,
aún aquellos que hablan de otra “ciencia”), es decir, si hablo de muertos,
ellos me exigen nombres y apellidos y direcciones para poder creerme, pero yo
no puedo hacer eso porque cuando un wayuu, un añuu o un bari muere, su nombre
no se pronuncia nunca más, pues, el sólo nombrarlo implica que su espíritu se
confunde, pues, el muerto puede llegar a creer que aún está entre los vivos y,
confundido, puede decidir quedarse entre nosotros, lo que lo convierte en un
peligro, sobre todo, para los niños inocentes que, por eso, pueden ser víctimas
del vaho del espíritu del muerto que, aún sin querer, los enferma y hasta lo
mata.
Pero
los criollos insisten en el “dato concreto”, la “cifra real”, la “encuesta
oficial”, y, esto no sólo lo hace la derecha sino la izquierda, pues, a fin de
cuentas, para ambos sólo somos la representación de aquello que, usted, Taata, nos enseñó
debía ser llamado “colonialismo interno” y este colonialismo interno, quiéralo
usted o no, hoy no tiene ideología.
En
todo caso, no pretendemos reclamarle si usted apoya a Maduro para que se
eternice en el gobierno de esto que los criollos llaman Venezuela y que nosotros
llamamos Karooralee, la gente de
las flechas llama Waraira
Repano,
la gente de las canoas llama Odosha y, en fin, cada uno de nuestros pueblos le dio un
nombre de acuerdo a eso que los criollos dicen son nuestras “creencias”,
pero que, esto también lo aprendimos en México leyendo a un señor muy blanco
llamado Luis Villoro, y nos pareció bien contárselo a nuestros hermanos aquí y
a ellos les pareció parejo.
En
fin y de última cuenta, lo que queremos decirle es que, por favor, si quieren
apoyar al gobierno que sea con su firma, pues, nadie se lo impide, pero sepa
que ese mismo gobierno que supuestamente
enfrenta una agresión imperialista, nos está matando de hambre en la
Guajira, en la Laguna de Sinamaica, que mis hermanos que antes salían a pescar
ya no pueden hacerlo porque en ese lago que los llamados venezolanos señalan
como suyo y lo convirtieron en símbolo de riqueza porque de allí, por más de un
siglo, ha salido todo el dinero con el que se han enriquecido los más viles
detentadores del poder del Estado-gobierno de esto que ustedes conocen como
Venezuela (incluyendo a Chávez y a su familia y sus seguidores más cercanos,
hoy, sus herederos). Pero los añuu, sus milenarios habitantes, esos que vio Américo
Vespucci en su cartográfico recorrido por las tierras conquistadas por los
reyes católicos de España y que por sus palafitos pensó en una Venecia muy
pobre, humilde, poblada por gente que en su lengua no tenía, ni siquiera, una
palabra para designar el significado de enemigo
y que hemos tenido que crear muy recientemente.
Quiero
explicarme para que me entienda, y, por favor, no nos meta en el saco del
lenguaje oficial del gobierno: “fascistas”, “escuálidos”, “financiados por el
imperialismo”, y cualquier otro reduccionismo que todos los funcionarios
oficiales o aspirantes a funcionarios de esto que llaman “revolución bolivariana”
repiten sin saciedad para no escuchar, para no ver, para justificar crímenes de
jóvenes que, no por pensar diferente puede justificarse su asesinato ejercido
por grupos que cuentan con todo el poder y la impunidad del estado-gobierno. Esto
lo decimos, no sólo en nombre de todos los yukpa familiares de Sabino Romero
asesinados por fantasmas que todo el mundo saben que están vinculados al
Estado-gobierno bolivariano; no sólo en nombre de los pemones asesinados por
supuestos garimpeiros que pagan sus atrocidades con los indígenas a los mandos
militares del Ejército y la Guardia Nacional Bolivariana; o más recientemente,
los crímenes que un mando militar (no me
pregunte si es general o coronel porque no sabría cómo responderle, lo que sí
sé es que todos los wayuu desde el río Limón hasta Puerto Estrella, en la
Guajira Colombiana, lo señalan como “el quema camiones”, “el
yoluja” porque tiene pactos con los espíritus más malignos, el “asesino
de unos 25 wayuu”, el que tortura a un wayuu para que denuncie a otro y
lleva la lista de los que han denunciado a otros en la tortura para pasarle los
nombres de los “denunciantes” a la familia de los denunciados (algunos de ellos
asesinados), para cuando, dice riendo: “cuando yo me vaya de aquí se mataran entre
ustedes solitos”. He allí, el militar revolucionario representante de
la revolución bolivariana en La Guajira. Pero, dirá usted, ¿cómo es eso?, si
ese es el Ejercito Bolivariano proclamado por Chávez, y Chávez es Fidel y Fidel
es la revolución y la revolución es libertad y la libertad es…?
Lo
único que yo le puedo decir, sabiendo que al momento de usted investigar quién
carajos es este tipo que se atreve a escribirle sin conocerle, deberá buscar a
Ana Esther Ceceña y ella le dirá que yo provengo de las FALN, comandadas por
Douglas Bravo y, Douglas Bravo es Douglas Bravo, esto es: para el
Estado-gobierno chavista y sus beneficiados, Douglas es un utopista, loco, ya
muy viejo y por eso, no hay que hacerle caso.
Yo,
quien le escribe, José Ángel Quintero Weir, no voy a negar nunca mi pasado, y,
mucho menos mi pasado con Douglas Bravo, pues, ciertamente fui militante de las
FALN, pero por encima de todo, soy Juseechon “Chinoquintero” wayuukai, soy el hijo del wayuu “Chino Quintero” y,
desde ese pueblo le hablo, y le digo:
Hoy,
por hoy, el pueblo wayuu está siendo criminalizado y asesinado por las fuerzas
del Estado-gobierno de Nicolás Maduro, el responsable directo es un oficial que
llaman Ramón Romero Bolívar, un
militar que según él mismo dice a voz en cuello, ha sido designado por Diosdado
y Maduro a cargo del puesto de toda la Guajira Venezolana con sede en la
población de Cojoro para acabar con todos los wayuu “contrabandistas” y
“apátridas”. Cumpliendo este cometido, hace más de tres meses que el gobierno
de la “revolución” ha prohibido que nuestras familias transporten alimentos
desde Maracaibo para sus familiares, representantes permanentes en nuestros
territorios ancestrales, orden que este oficial cumple tan a cabalidad, que ha
llegado a asesinar en la Guajira venezolana, según testimonio de los hermanos,
cerca de 25 wayuu entre jóvenes, niños y ancianos.
Hoy,
hay una crisis económica, política y social en este país que todos ustedes
conocen como Venezuela que, por cierto, no hemos generado nosotros, pues, no
fuimos nosotros los que dilapidamos la mayor cantidad de dinero que
Estado-nacional alguno haya recibido en cualquier momento histórico, pero que
por desconocer a las comunidades, para someterlas a su control político-clientelar
y para simple y vulgar enriquecimiento sin importar nada, aunque en el discurso
se mencione siempre palabras como: “izquierda”, “revolución”, “patria” entre
otras favoritas a los discursos de los más conspicuos representantes de este
desastre que llaman “revolución bolivariana”. El hecho es que, hasta donde yo
sepa, no ha habido en América Latina un gobierno con el poder económico y
político, especialmente por su apoyo popular, que el gobierno de esto que
ustedes llaman “revolución bolivariana”.
Recientemente,
nada menos que el Ministro de Energía y Petróleo, que también es el Presidente
de la Estatal Petrolera, pero que también es el Presidente del Gabinete
Económico (Chale, dígame Taata, ¿quién en la dictadura perfecta del PRI llegó a
ocupar tanto poder?, que no fuera, aunque sea de palabra, cuestionado)., ha
declarado al Ex-Vicepresidente, Exministro de Defensa y, periodista, José
Vicente Rangel, que durante los últimos 15 años se han dilapidado unos 50 mil
millones de dólares (esto es, el doble de las reservas internacionales de esto
que ustedes llaman Venezuela), y, al preguntarle el ahora periodista, pero
antes Exministro de Defensa y Expresidente de la República, cómo fue que se
perdió esa cantidad de dinero, el administrador de esos mismos recursos le
responde con su cara muy bien lavada: “Es que nunca se planificó nada. Nunca hubo
planificación, de hecho, no es posible un ejercicio contable de lo gastado”.
Hoy
mismo, hay un gran debate en México en contra de la “privatización de PEMEX”
propiciada por el gobierno de vuelta del PRI; sin embargo le informo Taata, que
eso ocurrió aquí en esto que ustedes llaman Venezuela hace rato, y, nada menos
que contando con la rúbrica de Chávez de por medio y en función de las mismas
transnacionales: Chevron-Texaco (justo después que acusó a Bush que yedía a
infierno), la Repsol, y, debemos agregar, en homenaje a eso que el mismo Chávez
llamó “la multipolaridad del poder”,
a los Chinos y a las “mafias rusas” en la distribución de lotes en la llamada
Faja Bituminosa del Orinoco que ahora Maduro pretende rebautizar como Faja Petrolera
Hugo Chávez pero que siempre ha sido territorio Ye’kuana y su nombre verdadero
es Anawanadi. ¿Cuál cree
usted Taata debe ser el nombre que nosotros debemos aceptar?
Pero
no quiero que esta única y definitiva comunicación que me atreveré hacerle
llegar sea tan larga, pues, lo que en verdad quiero es contarle esta historia:
Todos
en el mundo creen que esto que todos llaman Venezuela es y existe porque no es
nada más que petróleo y mises bellas (bueno, lo de mises bellas parece ser algo
que el gobierno de Maduro está dispuesto a acabar, pues, siguiendo sus órdenes,
el Gobernador Ameliach de un estado que llaman Carabobo pidió a los “colectivos
revolucionarios” (especies de macheteros de Manuel Noriega, o Tountonts
Macoutes de Duvalier, pero motorizados), asistir a la marcha de la oposición
“escuálida”, “fascista” y “preparada militarmente por el imperialismo
norteamericano” a accionar lo que él consideraba “un contrataque fulminante”.
La
verdad, los colectivos le hicieron caso, fueron a la marcha de los opositores
convocados por la oposición tradicional, con banderitas de esto que ustedes
llaman Venezuela, y, los “épicos revolucionarios dispararon exactamente a una
Mis Turismo y le metieron dos plomos en la cabeza y, en heroica acción,
lograron matarla: ¡Viva La Revolución! ¡La revolución ha triunfado! ¡Mataron a
una Miss!, desarmada.
Le
aseguro Taata que esta será la noticia que usted verá durante meses en los
medios, incluyendo a La Jornada, pero usted nunca verá,
leerá o tendrá noticias de que en La Guajira venezolana nosotros estamos
batallando con el Ejército bolivariano, la Guardia Nacional bolivariana, aún a
sangre y fuego, por alimentar a nuestros viejos y niños en La Guajira. Estoy
seguro que de eso no le habló el que le pidió su firma en apoyo a un gobierno
que está siendo amenazado terriblemente por el fascismo de una Mis Turismo y fue
por eso que, hoy, acaba de ser declarada muerta con dos disparos en la cabeza.
Imagino
que al autor de los disparos le darán el Premio Libertador al pensamiento
crítico, pues el General, Comandante, teniente o no sé qué cosa sea, Ramón Romero Bolívar lleva, según los
testimonios wayuu, cerca de 25 wayuu asesinados, muchos camiones y casas de
paja wayuu incendiadas, y, “por ahora”, no ha sido condecorado;
por lo menos, no públicamente. Perdone el sarcasmo, pero no tengo otra forma de
expresarle que esto por lo que usted está exponiendo su piso histórico, apesta.
Pero
no le escribimos para reclamarle nada, sino, por el contrario, para proponerle
otro camino: el de nuestras comunidades. En este sentido, sólo le pedimos que
solicite a los mismos que le pidieron apoyar al Estado-gobierno revolucionario
de Nicolás Maduro en contra de la intromisión fascista del imperialismo
norteamericano que, por favor: 1) Que públicamente Maduro ordene la liquidación
de las concesiones minero-carboníferas otorgadas a los Chinos en pago de la
multimillonaria deuda que Chávez (no Maduro) adquirió con este nuevo imperio; 2)
que Maduro ordene la liquidación de toda concesión a los brasileños (vía
Odebrecht) para explotar el coltan en el territorio de los barí y los yukpa en
la Sierra de Perijá; 3) que Maduro, amenazado por el fascismo imperialista
norteamericano derogue todas las concesiones mineras a empresas francesas,
irlandesas, inglesas, rusas, bielorusas, chinas y, por supuesto,
norteamericanas (especialmente las otorgadas a la familia Bush), en la faja
bituminosa del Orinoco, el estado Bolívar y la Amazonía venezolana.
Esto
lo exigió nuestro siempre querido hermano Carlos Walter Porto-Gonçalves antes
de firmar el documento redactado por lo que nosotros aquí llamamos: la
Corporación de Turismo Intelectual de Izquierda perteneciente al Ministerio del
Poder Popular de “Cogidos a Lazo”. Vuelva a perdonarme el sarcasmo, sobre todo,
porque está dirigido no a usted, sino a los burócratas que se presentan como
intelectuales de izquierda que dirigen esa instancia con presupuestos que
ningún hospital en Venezuela maneja.
Ahora
que, la historia que quería contarle es que, milenariamente, siempre hemos
sabido de la existencia de eso que tan valioso es para los gobiernos de derecha o de izquierda en esto que
ustedes llaman Venezuela: el petróleo. Nosotros siempre le hemos llamado Mmeene, los barí le
llaman Ñankúa. Nosotros lo
usábamos para calafatear nuestras embarcaciones o para iluminar nuestros
caseríos. Los barí, nunca lo tocaban, porque saben que se trata de seres que
sólo salen en la noche y tienen su propia energía, capaz de liquidar a un
hombre con su singular explosión.
El
hecho es que, los más grandes yacimientos de Mmeene están en el fondo del Lago,
nuestro territorio, y, una vez descubiertos en el siglo XIX, fuimos expropiados
por el Estado, pues, éste entregó las aguas a la Creole Petroleum Corporation y a la Royal Ducht Shell. Nuestros espacios de pesca se fueron reduciendo;
sin embargo, podíamos pescar en otros lugares. Luego el mismo Estado-gobierno,
en los años 70 del siglo XX, creo la Petroquímica a orillas de nuestro lago
territorial, y, por supuesto, no sólo perdimos ese espacio para pescar sino que,
desde entonces, 5 de cada mil niños
de nuestras familias habitantes de las orillas del Lago de Maracaibo, nacen sin cerebro.
Finalmente,
Taata, en los años
ochenta el Estado-gobierno decidió explotar minas de carbón con lo que llaman “tecnología
de minas a cielo abierto” en las cabeceras del río que los criollos
llaman río Limón pero que tanto wayuu como añuu llamamos: Wasaalee (el
lugar donde bebemos), y, de los añuu ya no queda nada, no hay peces que
pescar, no hay cangrejas ni camarones, no hay yaguasas que cazar en tiempo de
verano; en fin, nos quitaron todo: unos en nombre de la democracia, los de hoy,
en nombre de la revolución, pero parece no importar, pues, a fin de cuentas los
muertos son unos pinches indios.
De
hecho, esto también lo aprendí en México porque, esto fue lo que me dijo nada
menos que la entonces coordinadora del Posgrado en Estudios Latinoamericanos de
la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, digo su nombre para que no se
olvide que nosotros no olvidamos: Norma
de Los Ríos. Hoy, me dicen que tiene gran importancia académica en la UNAM,
pues, esta señora, cuando le pregunté si en verdad sabía lo que valía un barril
de petróleo para los pueblos afectados, como mi pueblo añuu, ella, sin
respuesta posible, me dijo tajante: ¡Pues que importa, lo importante es que
Cuba viva con el petróleo venezolano!
Lo
que ella no sabe (tampoco los cubanos), es que cada barril de petróleo que sale
de las aguas del Lago de Maracaibo es sangre que sacan de nuestras venas, matándonos.
Pero, eso no importa, somos indios, qué importa que nuestras venas sigan abiertas
si es la revolución cubana la que logra sobrevivir.
Finalmente,
Taata, sólo queremos
que nos escuche, que nos ayude. Si nuestra palabra en algún momento le resulta
ofensiva, le juramos que no es a usted a quien pretendemos ofender (si es que
lo hemos hecho), pues, por el contrario, si alguien nos enseñó a que los
colonialistas no se habían ido y que se habían multiplicado luego de la
independencia fue usted; pero no podemos dejar de ser, por lo menos,
sarcásticos, con quienes todos los días nos matan y, al mismo tiempo, hacen
actos televisados en nuestro honor; ponen a algunos de nosotros a disfrazarse
como “indios” y nos muestran como vitrinas para que todos se sientan felices. Eso,
en verdad, nos molesta y nos inquieta que un taata araura como usted (el
más sabio por su edad), no pueda vernos, no pueda escucharnos, ni
siquiera sentirnos en nuestra muerte, sólo porque otros hablan por nosotros.
Taata
araura-watiyerari,
aunque no esté de acuerdo con todo lo que le he dicho en nombre de mi pueblo,
le pido, por lo menos, acuse recibo de nuestra palabra, pues, a fin de cuentas,
nos quiera o no, nos escuche o no, siempre le respetaremos como un ayouna que dijo una
palabra: “colonialismo interno”, que no dejaremos nunca de tomar como si
nosotros mismos la hubiéramos inventado para explicar nuestra desgracia y
nuestra condena en manos de lo que los ayouna de “derecha” y de “izquierda”
siempre nos aplican, sin juicio, sin tribunal, sin derecho a la defensa, pues, ¿a
quien le importan unos indios que desaparecen si lo que se pretende aparezca es,
nada menos que la “revolución”?.
Taata, no creemos que
usted piense así, por eso nos atrevemos a escribirle.
Un
abrazototote
José
Angel Quintero Weir.