viernes, 22 de agosto de 2014

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA FUNDACIÓN INDÍGENA PARA EL DESARROLLO DE LA CULTURA Y LA EDUCACIÓN PROPIA-FUINCEP ORGANIZACIÓN INTERCULTURAL PARA LA EDUCACIÓN AUTÓNOMA WAINJIRAWA. Asociación de Consejos Estudiantiles Indígenas de La Universidad del Zulia - ACEINLUZ Centros de Educación Indígena – CEIN Universidad Autónoma Indígena - UAIN (Educación Propia y Autonomía Comunitaria) Presentación: La Educación propia y autónoma para recuperar nuestra dignidad. P or siempre hemos entendido que no somos los únicos como comunidades y pueblos en el universo y el mundo, pues, desde el comienzo de los tiempos, hemos pensado, que sólo somos una comunidad, un pueblo, entre todas las comunidades y pueblos que en el mundo existen, y, no sólo hablamos de comunidades humanas, sino de todas las comunidades que aprendimos a reconocer como nuestras parejas en la naturaleza: animales y plantas, la luz, la oscuridad, el viento, la lluvia, la tierra y, aún, lo invisible a nuestros ojos pero que, sabemos, está presente con su propia existencia como comunidades emparejadas con nuestra propia humana comunidad. En este sentido, luego de años de experiencia, logramos aprender a conocer el espacio que cada uno de nuestros pueblos habita como comunidad, precisamente, porque cada uno de ellos aprendió a relacionarse con él, a conocerlo en todos sus aspectos: físicos, materiales, visibles e invisibles pero, sobre todo, como hogar, es decir, como territorio que sólo por nuestro cuidado es capaz de preservarse para preservarnos en nuestra existencia, ahora, por siempre y hasta el fin de los días. Así, cada pueblo originario en esta región del mundo (Cuenca del Lago de Maracaibo) luego de miles de años de respetuosa y emparejada relación con todas las comunidades de seres presentes en el espacio, llegó a ser reconocido como habitante inseparable o propio del espacio territorial que, cada uno de ellos, mediante su propio proceso de conocer, convirtió en su territorio, y, sólo por esa vía, éste ha sido siempre absolutamente respetado por las demás comunidades como territorio particular o propio del pueblo que así le ha territorializado. He allí, pues, el origen de la dignidad de cada mujer/hombre/pueblo como experiencia: la capacidad de darse un camino propio, desde, en y por el conocer y compartir con todas las comunidades de seres de lo que cada pueblo o nación ha logrado convertir como su territorio. Así, sólo conocer el mundo presente en nuestro territorio nos empareja con el mundo y es este emparejamiento lo que nos hace dignos por nosotros y es esto a lo que los pueblos y culturas indígenas denominan: su dignidad. En este sentido, desde la perspectiva de los pueblos originarios, la dignidad es una honra, un honor que cada miembro de la comunidad puede llegar a poseer por sí mismo en virtud de su hacer individual y comunitario; dicho de otra manera, la dignidad es tener y ejercer la capacidad de hacer y construir un camino propio como manifestación o expresión de la comunidad y cultura como totalidad. No de balde en lengua añuu dignidad se dice: koüta atümawa (que tiene valor por sí mismo; se hace valer por sí mismo); o como la definen los wayuu: kojutta namüin namüiwa (el valor que nos damos frente a los otros) Así, pues, todo el sistema educativo propio de los pueblos indígenas está orientado hacia la búsqueda del valor que, sólo nosotros mismos, podemos darnos y así mostrarlo frente a los otros; esto implica aprender y aprehender al mundo, como emparejado a todo lo presente, no como cosas, sino como comunidades con quienes compartimos el universo que habitamos. Ahora bien, ésta sola idea cambia radicalmente el punto de anclaje de lo que se conoce en occidente como proceso pedagógico, y, por tanto, nos obliga a aspirar a recuperarlo para recuperarnos, pues, desde la conquista y colonización del siglo XVI hasta nuestro presente siglo XXI, fuimos y seguimos siendo despojados de nuestra dignidad, es decir, de nuestra capacidad de construir, conducir y administrar nuestro propio destino de acuerdo a nuestra forma de ver, aprender y aprehender al mundo que habitamos y compartimos con todos nuestros emparejados (los criollos y la sociedad occidentalizada incluidos). Decimos esto porque, desde el momento de la conquista y hasta el día de hoy, no sólo se nos ha despojado de nuestros territorios como espacios de propiedad sino; sobre todo, de la forma de relacionarnos con nuestro territorio. De esta manera, siglo a siglo, día a día, hemos venido perdiendo nuestro diálogo con el mundo, al punto que, muchos de nuestros pueblos han terminado por no reconocerlo, lo que implica su desaparición definitiva como cultura. Ciertamente, al principio el despojo fue violento, con matanzas y terribles persecuciones y violaciones. Con el paso del tiempo la usurpación se ha cubierto de leyes que, en palabras del colonialismo y la colonialidad criolla, legalizan la violencia del mismo despojo o, las cubren de supuestas buenas intenciones que matizan la colonialidad y el colonialismo que, a fin de cuentas, es el principio sobre el que siempre han sustentado sus Constituciones, Leyes y Programas de Asistencia con los que desconocen nuestra capacidad de hacer desde nosotros y por nosotros, es decir: niegan y reniegan nuestra dignidad. Es la dignidad, pues, el principio sobre el que la Fundación Indígena para el Desarrollo de la Cultura y la Educación propia (FUINCEP), la Organización Intercultural para la Educación Autónoma Wainjirawa, y la Asociación de Consejos Estudiantiles Indígenas de La Universidad del Zulia (ACEINLUZ), sustentamos nuestra propuesta educativa, pues, no aspiramos a otra cosa que no sea una educación desde el nosotros para recuperar nuestra dignidad. En función de ello, hemos decidido iniciar el proceso de construcción de los que llamamos: Centros de Educación Indígena (CEIN). En ellos, desarrollaremos Programas de Educación que, desde la interculturalidad, y, por tanto, desde su propia visión indígena del mundo, puedan comprender y aprehender la perspectiva y comprensión del mundo occidental, fortaleciendo así la suya propia en la búsqueda de crear nuevos caminos para la resolución de nuestros problemas como comunidades. Aspiramos, pues, a otra ciencia; esa que ha de ser capaz de proyectar nuestro propio modo de conocer y saber en la comprensión y aprendizaje de la forma de conocer y saber de la otra cultura. En tal sentido, no sólo estudiaremos los programas de formación que la sociedad nacional valida como su sistema de educación formal, sino que nuestro estudio lo haremos a partir de la incorporación, comprensión y sistematización de nuestro particular proceso de formación al interior de nuestras comunidades y pueblos, y desde nuestras propias lenguas. Así, los programas de estudio de nuestros CEIN están dirigidos a fomentar de manera radical la Educación Intercultural Bilingüe (EIB), es decir, estudiar a partir de nuestras propias realidades, interpretándolas, analizándolas y comprendiéndolas desde nuestras lenguas como expresión de nuestra propia forma de ver e interpretar el mundo, esto es, desde nuestras propias filosofías. Sólo así es posible una verdadera interculturalidad, o por mejor decir, una interculturalidad en la que todo es estudiado desde nuestra cultura y, por tanto, desde nuestra lengua, y, sólo aquello que una vez estudiado la comunidad considera su incorporación como positiva, debe ser o es finalmente incorporado como propio. Por esta vía, estamos convencidos, no sólo recuperamos nuestra dignidad, sino que reabrimos el camino que hasta hoy, el colonialismo y la colonialidad nos ha negado: el camino de nuestra autonomía para pensar, hacer y vivir. Educación Autónoma para la Autonomía. R ecuperar nuestra dignidad es, con todo, recuperar nuestra autonomía, ya que sólo es digno quien es capaz de honrar a su familia, su comunidad y, por ende, a sí mismo a partir de su capacidad de contribuir con su hacer, a hacer el destino de todos los suyos y, por supuesto, el de sí mismo. Así, la autonomía es hacer individual y colectivo en la construcción de un destino común, compartido. Decimos esto, porque, todo pueblo o cultura es capaz de territorializar, es decir, convertir un espacio en su territorio a partir de su propio hacer, el cual es orientado por dos supuestos vitales: 1.- Toda comunidad humana ve el mundo desde una perspectiva que le es propia y desde la cual emplaza el proceso de ocupación y conversión del espacio en territorio. Asimismo, tal perspectiva orienta el proceso de nombrar y de geo-grafiar al mundo. Dicho de otra manera, nombramos al mundo de acuerdo a como lo vemos, lo que expresa nuestra perspectiva y, desde esa misma perspectiva, construimos los nombres con los que señalamos el espacio y los procesos que hacemos y vivimos en el espacio que ocupamos y convertimos en nuestro territorio. 2.- Es desde su particular perspectiva de ver el mundo que toda comunidad humana organiza su hacer en función de resolver sus problemas materiales de existencia, pero también, hace posible un horizonte que orienta su proceso de conformación como pueblo o cultura, esto es, su configuración desde una cosmovisión o filosofar que así orienta su cosmovivencia u organización social que va, desde la formulación de una ética de vida, así como sus normas sociales de convivencia, hasta el establecimiento de procesos, procedimientos, técnicas, hasta la creación de herramientas para la producción y la existencia material. En fin, se trata del proceso mediante el cual toda comunidad humana es capaz de realizarse de manera libre y autónoma como pueblos y culturas diferenciadas, pues, se trata del proceso de construcción de conocimientos que hace posible su establecimiento en un espacio territorial en un tiempo históricamente determinado. Vale decir, todas nuestras comunidades, pueblos y culturas indígenas tienen conciencia de la historia de su autonomía, y, es a esta conciencia a lo que también podemos denominar como su propia y particular territorialidad, pues, se trata de las relaciones y particulares vinculaciones que cada pueblo establece con el espacio que logra territorializar o convertir en su territorio. Como vemos, cuando hablamos de Autonomía nos referimos a la capacidad que toda comunidad humana necesita para desarrollar su propia territorialidad, que se manifiesta en la conversión de un espacio en territorio y que, finalmente, orienta la conformación de una particular forma de concebir, nombrar, explicar y transmitir como discurso del saber el proceso de conocer y de generar conocimientos de acuerdo a su territorialidad. Por tanto, podemos decir que toda comunidad humana es una cultura en sí misma, precisamente, porque ha sido capaz de generar procesos de conocer y conocimientos vinculados al proceso de territorialización necesarios a su persistencia como colectividad humana y que, además, le han provisto de una perspectiva que por sí misma logra sistematizar como todo un sistema de pensamiento o filosofía que orienta su vida social, sus relaciones políticas y de poder, su economía, su religiosidad, su construcción simbólica y, por sobre todo, la forma de sostener la memoria y la transmisión de la misma a las nuevas generaciones que así obtienen una identidad de grupo, así como la capacidad de luchar por su persistencia en el tiempo y en el espacio, es decir, en su territorio por su territorialidad. En este sentido, lo que hasta ahora enunciativamente el Estado nacional ha declarado como Educación Intercultural Bilingüe (EIB) ha sido, la continuidad de la colonialidad del poder y del saber, y, por eso mismo, inútil, porque tal enunciación siempre se ha hecho desde la desterritorialización colonial, es decir, la separación de los pueblos indígenas de sus propios territorios y de sus territorialidades; esto es, la EIB nunca ha sido planteada desde el proceso de territorialización o proceso de conocer que cada pueblo o cultura indígena genera en la construcción territorial de su existencia. Dicho de otra manera, el Estado nacional (de pensamiento colonial), está convencido de que la interculturalidad es una mera traducción de los contenidos originados desde el conocer occidental como forma y método único, por lo que, los pueblos indígenas están obligados a aprenderlo mediante traducciones que nuestros propios maestros deben insertar desde nuestras propias lenguas como forma de conocer y saber natural, universal y único. Tal cosa, no es más que otra forma de encubrir el colonialismo y la colonialidad pero nunca verdadera interculturalidad, pues, sólo la Autonomía garantiza la interculturalidad, en tanto que toda cultura se conforma en relación a otra; vale decir, somos lo que somos producto de nuestra relación diferenciada con los otros, nuestros diferentes, pero con quienes, sabemos, compartimos el espacio/tiempo histórico/geográfico que nos hace únicos pero sólo por nuestra relación o en relación con los otros, nuestros diferentes. He allí, pues, el punto de partida de nuestra propuesta de Educación Autónoma Indígena. No pretendemos reivindicar, exclusivamente, nuestros propios procesos de conocer orientados por nuestra perspectiva de ver y territorializar nuestro espacio en el mundo, sino que, sabemos que cuando hablamos de Educación Autónoma para la Autonomía no nos referimos ni a una Separación política ni a una Autarquía económica y/o pedagógica, es decir, de desvinculación, separación o rechazo al proceso de conocer y al conocimiento generado desde la perspectiva de los otros; enfatizamos sí, que todo pueblo o cultura es, sí y sólo sí, es capaz de generar una territorialidad propia que, a su vez, orienta, dirige y condiciona un proceso de conocer y unos conocimientos, saberes y descubrimientos como resultados que les son propios pero que, de una u otra manera, comparte e intercambia con procesos de conocer y conocimientos de otros pueblos, culturas y comunidades con las que necesariamente se complementa. Por mejor decir, la necesidad de una Educación Autónoma tiene que ver con la recuperación de la perspectiva de ver el mundo de cada pueblo o cultura en el momento o tiempo de configuración de su “espíritu” lo que cada una de ellas registra en su lengua y en su manera de nombrar el mundo, y, por supuesto, en todas las formas discursivas que garantizan su permanencia, persistencia y transmisión como saber propio y único en el tiempo, como territorialidad concentrada en su condición de pueblo y cultura diferente. De última cuenta, no es posible una Educación Autónoma sin que la comunidad, pueblo o cultura que la desarrolla, tenga y ejerza su Autonomía económica y política. Estamos conscientes que este es un punto problemático, pues, se trata del sustento del proceso de liberación que, aún, a nuestros más sinceros aliados les cuesta aceptar porque la idea de que originariamente nacimos libres y nos configuramos como culturas diferentes desde nuestra libertad, contradice a todo programa social que aún con la “mejor intención” pueda ser diseñado por el Estado nacional o cualquiera de sus instancias, pues, toda asistencia parte del supuesto de que, quien la recibe, es por su “incapacidad” de hacer y, por tanto, siempre será un permanente necesitado. Por eso, insistimos, sólo desde una Educación Autónoma podremos recuperar nuestra dignidad y, de esa manera, nunca más ser los necesitados de asistencia que creen que somos, sino dignos ciudadanos, emparejados en derechos con el resto de la sociedad nacional. Así, desde los Centros de Educación Indígena nos proponemos estudiar nuestro propio pensamiento y, a partir de allí, estudiar el pensamiento de la sociedad nacional y sus programas de formación; no sólo para comprenderlos, sino para generar en nosotros mismos el proceso de transformación de nuestras comunidades a las que debemos sentirnos orgullosos de pertenecer. ¿Por qué un Centro de Educación Indígena? C iertamente, desde mediados de los años 70 el Estado venezolano ha venido implementando la llamada Educación Intercultural Bilingüe (EIB) en centros educativos ubicados en zonas de población indígena. Podemos decir que en la propia ciudad de Maracaibo hay centenares de escuelas públicas calificadas como EIB, al punto de que han llegado a conformar lo que se conoce como un Municipio Escolar. Esto es, sin lugar a dudas, positivo; sin embargo, dos aspectos son importantes de destacar a la hora de revisar el papel cumplido por las llamadas EIB, permanentemente denunciados por los mismos maestros de tales Centros. Ellos son, a saber: 1.- Los estudiantes indígenas en edad escolar, generalmente hablantes de su lengua y formados en su cultura, se enfrentan en esa etapa a la necesidad del aprendizaje del castellano para poder “avanzar” en el estudio de todos los contenidos programáticos que el Sistema Educativo Venezolano considera pertinentes y dirigidos, por supuesto, a la conformación de una ciudadanía nacionalmente “homogénea”, lo que suponen lograr mediante el conocimiento de una historia nacional, una geografía nacional y una lengua nacional. Tal como vemos, el Sistema Educativo Nacional, ya desde su etapa escolar, se asienta sobre la negación de la diversidad; ello, muy a pesar de que enunciativamente el Estado declare su reconocimiento a las diferencias culturales y lingüísticas que efectiva y socialmente se hacen presentes en Venezuela. En este sentido, la lengua materna indígena antes de constituir la perspectiva desde la cual los estudiantes produzcan su interpretación de los contenidos que reciben, pasa a ser mero vehículo de transmisión de los contenidos del conocer occidental sin interpretación crítica de los mismos; es por ello que, al final del proceso (6to Grado), el estudiante indígena termina por asumir el hecho de que su propia lengua y perspectiva de ver y relacionarse con el mundo es un accidente del que debe desprenderse para poder tener éxito individual en la sociedad naturalmente dominada por los otros. Es por ello que, todo el proceso de las EIB ha terminado por convertirse en la colonial traducción de textos bibliográficos y contenidos programáticos occidentales que se presentan como únicos y naturales, y de su colonial traducción e inyección letal en el pensamiento de los niños se ha de encargar el propio maestro indígena. 2.- El programa EIB, por tanto, sólo está presente en el nivel primario de la educación pública, no así en el nivel medio y ciclo diversificado, y, mucho menos, en el ámbito universitario. Esto es así, pues, suponen los planificadores educativos que, una vez que el estudiante indígena ha pasado seis (6) años de etnofagia en la educación primaria, ya en el nivel secundario no debe haber vestigios de su propia cultura en su espíritu. No obstante, sabemos, esto no es así, ya que la resistencia a la pérdida del ser es capaz de generar los más ingeniosos mecanismos de resistencia que hacen posible la persistencia cultural de los estudiantes así sometidos. Dicho de otra manera, el cacareado proceso EIB sólo es aceptado por el Estado nacional hasta el nivel primario y no más allá. Por ello, si alguna escuela EIB sobrepasa los límites del folklore impuesto por el Estado y se atreve a ir más allá de lo establecido, el estudiante indígena tendrá que enfrentar el choque con la inexistencia de la interculturalidad a nivel medio y diversificado, y, más allá, a nivel universitario. Para decirlo más claramente: el Estado nacional acepta que seamos indios para mostrar nuestro colorido folklore pero jamás como posible perspectiva de interpretación de la realidad y, mucho menos, como posible perspectiva para generar procesos de transformación de esa misma realidad. En virtud de esta convicción, hemos venido generando un proceso de debate al interior de los maestros indígenas y de las comunidades sobre la necesidad de construir nuestro propio sistema educativo, donde el principio de la Interculturalidad sea soporte real a un nuevo proceso social. Sabemos que la sociedad criolla y, también nosotros, no somos los mismos; sin embargo, nos negamos a seguir siendo tragados etnofágicamente por una sociedad que, a fin de cuentas, desconoce su camino y mucho más su horizonte. Queremos decir, no será posible una transformación real de nuestra sociedad, es decir, de todos, sin nosotros, sin nuestro negado espíritu. Sin embargo, debemos reconocer que muchos de nuestros hermanos ya han sido digeridos en un proceso etnofágico que sobrepasa los 500 años de digestión colonial, y, por eso mismo, estos nuestros hermanos consideren como positivo ser tragados y contribuir con nuestra sangre y memoria a la etnofagia del Estado nacional que nos reduce al folklorismo y manipula los conceptos que, milenariamente, nuestros antepasados fueron capaces de crear acerca de lo que realmente somos y desde los que en verdad podemos aportar para crear una otra sociedad más justa, es decir: un mundo donde quepan todos los mundos; una sociedad donde la dignidad de todos sea respetada por el hacer de cada quien desde su propia perspectiva de ver el mundo, que es lo que entendemos por democracia, es decir, nuestra idea de la democracia es la posibilidad de crear un orden donde impere el respeto a la perspectiva de todos, y, por último, la certera idea de que el hacer de los hombres y mujeres verdaderos no tiene nada que ver con aspiraciones personales o individuales, sino que todo hacer es medido por los tres trabajos que todo ser humano debe ejercer para conformarse como un ser humano completo: 1) el trabajo por la familia, que es el hacer para la autonomía de la economía familiar; 2) el trabajo por la comunidad, pues, no existen los hombres o mujeres solitarios en el mundo: todos somos parte de un colectivo o comunidad: humana, animal, de plantas y aún de elementos como el aire, las aguas, la tierra o el fuego, y, finalmente; 3) el trabajo de Dios, que es la correspondencia de los hombres con la energía cósmica que nos permite vivir y dar vida. Así, pues, estos tres principios constituyen la base para sustentar la idea de que no hay líderes eternos ni mucho menos únicos, a quienes debamos someter nuestro destino, sino que existen hombres y mujeres verdaderos capaces de hacer y ejercer sus tres trabajos, y es por eso que nuestra consigna es: Para todos todo. Nada para nosotros. Principios de fundación de los Centros de Educación Indígena (CEIN) y la Universidad Autónoma Indígena (UAIN) P or lo dicho hasta ahora, debemos considerar; por lo menos, tres elementos esenciales para definir la idea y propósitos de los Centros de Educación Indígena (CEIN) – Universidad Autónoma Indígena (UAIN), estos son: 1.- El principio de interculturalidad: * Este principio es básico al proceso de transformación de Nuestra Escuela como espacio para la búsqueda, creación y producción de conocimientos desde nuestras propias particularidades socio-culturales. * Esto es así, pues, sólo la inclusión de las diferentes perspectivas de visión y de relación con el mundo de las comunidades y pueblos originarios de nuestro país hará posible producir un nuevo punto de anclaje o, perspectiva, para el análisis y comprensión de nuestra realidad como camino para la producción de nuevos conocimientos, diferentes tecnologías y distintos procedimientos capaces de dar cuenta de nuestras muy particulares problemáticas económicas, políticas, sociales y culturales de nuestra sociedad. * Esto quiere decir, que el principio de interculturalidad obliga a la inclusión del proceso de conocer y del saber de los otros; esto es, la obligatoriedad de considerar como lugar de observación y relación con el mundo la perspectiva de aquellos que, hasta ahora, apenas hemos alcanzado la categoría de “sujetos informantes” que, impositiva y colonialmente, la Escuela y la Academia les otorga como única función que les es posible alcanzar. * Por tanto, asumir el principio de la interculturalidad obliga, antes que nada, al cuestionamiento de lo que hasta ahora ha sido considerado como hacer y lenguaje casi naturales del llamado saber científico y, en consecuencia, ser capaces de asumir como perspectiva de enfoque y como motor de nuestro propio hacer y lenguaje científico, ese con el que las comunidades indígenas, desde su particular hacer, conocer y saber, interpelan a la Escuela y a la Academia de manera contundente. Así, la interculturalidad es la razón académica de ser de los CEIN-UAIN, pues, no se trata sólo de incorporar a la población indígena a los estudios universitarios, sino, sobre todo, de incorporar su pensamiento, su filosofía, al encomiable proceso de producir otra ciencia para construir otro mundo donde quepan todos los mundos. 2.- El principio de Autonomía: * El principio de la interculturalidad como razón de ser académica de los CEIN-UAIN conduce a una definición de la autonomía que, necesariamente, trasciende lo jurídico-administrativo en tanto que, su propósito final es la creación de espacios autónomos para la construcción autonómica de las comunidades. * En este sentido, la autonomía educativa se concibe aquí como un proceso orientado hacia la generación de procesos autonómicos al interior de la comunidad lo que ha de manifestarse, tanto en su diseño académico (el conjunto de asignaturas, carreras y menciones) con las que se propone alcanzar la construcción de la autonomía, así como en la forma de concebir la planificación educativa y la participación de la comunidad en tal proceso. Dicho de otra manera, la autonomía educativa es elemento constituyente del proceso de construcción de la autonomía de las comunidades y esto lleva implícito la independencia cultural, económica, administrativa y política de las comunidades sobre sus propias creaciones y conocimientos; pero, sobre todo, de su propio territorio. 3.- Principio de la Anticolonialidad y la Educación Liberadora. * Como consecuencia del principio anterior, debe entenderse que los CEIN - UAIN se orientan por la necesidad de construir teorías y prácticas dirigidas hacia la sistematización conceptual y práctica de todos los conocimientos ancestrales y tradicionales de las comunidades; así como también, la creación y producción de nuevos conocimientos en virtud de los cambios socioculturales, económicos y políticos en el contexto del espacio/tiempo de cada comunidad. * Tal proceso debe sustentarse en una ruptura con el lenguaje y metodología de la ciencia tal como la concibe la sociedad criolla occidentalizada que, hasta ahora, entiende como único lenguaje y vía para la creación y producción de conocimientos la práctica y método de la llamada ciencia occidental y, como quiera que sea, esta corresponde a lo que algunos autores han denominado como colonialidad del saber impuesto por y desde una colonialidad del poder. * Por tanto, la generación de nuevos conocimientos en función de resolver nuestros propios problemas implica la obligatoria condición de buscar conocer desde nuestra propia perspectiva de observación del mundo, es decir, desde nuestra particular posición o ubicación en el mundo contemporáneo; por tanto, necesitamos inscribir nuestra educación en el costado de la anticolonialidad como punto de anclaje para la creación, elaboración y desarrollo de conocimientos que conduzcan nuestro propio proceso de liberación conceptual, económico, social, cultural y humano. * En este sentido, el propósito fundamental de los CEIN - UAIN es potenciar las formas de conocer (la experiencia con el mundo), y la sistematización del saber (la expresión del proceso de conocer el mundo) de las comunidades indígenas, en función de construir un camino propio, no sólo para los pueblos indígenas, sino para todos los que somos como nación, pues, es por esta vía que nuestra Educación no sólo sería anticolonial sino, sobre todo, Liberadora. 4.- Principio de la Educación en el hacer, es decir: Una Educación en el trabajo y no para el trabajo. *Ubicar nuestro propio punto de anclaje para el conocimiento del mundo en función de crear soluciones a nuestros muy particulares problemas supone que nuestra acción académica no debe estar dirigida a producir mano de obra a ser consumida por las estructuras del aparato colonial existente que, sabemos, es posible ubicar en el mismo momento que fuimos “conquistados” y “colonizados” en el siglo XVI hasta el presente. *Por el contrario, se trata de la necesidad de crear una estructura académica en función de: 1) Recuperar nuestra dignidad como pueblos capaces de resolver por sí mismos nuestras necesidades materiales; 2) Recobrar el conocimiento y control político de nuestro espacio territorial como base material y simbólica de nuestra autonomía como comunidades y pueblos; 3) Rescatar, reivindicar, sistematizar y potenciar con los elementos positivos del conocer y el saber de la ciencia occidental que aprenderemos, nuestro propio camino al saber y conocer en el nuevo contexto histórico-territorial que ocupamos y vivimos. *Esto último, ha de permitirnos generar procesos de conocimiento interculturales dirigidos hacia el fortalecimiento autónomo de todas las comunidades y pueblos (indígenas o no), y, es por ello que nuestros programas de estudio buscan lograr egresados capaces de liderar procesos liberadores de sus propias comunidades y culturas, sean estos originarios, afros, campesinos, pescadores o de culturas locales de cualquier parte de nuestro territorio nacional venezolano. Ejes de los Centros de Educación Indígena (CEIN) - Universidad Autónoma Indígena (UAIN) D e lo anterior se desprenden dos consideraciones fundamentales: En primer lugar, de acuerdo a los principios sobre los que sustentamos la creación de los Centros de Educación Indígena (CEIN) y nuestra Universidad Autónoma Indígena (UAIN), se debe suponer la configuración de un diseño académico propio; es decir, en virtud de las especificidades culturales y lingüísticas de la población a atender, así como por los propósitos estratégicos del Proyecto, el diseño académico debe partir de una estructura en la que los principios de interculturalidad, autonomía y educación liberadora (descolonizada), soportan el proceso de formación académica general. En segundo lugar, tal diseño académico implica la creación de proyectos curriculares correspondientes a una formación orientada desde el trabajo y, por tanto, cuyo horizonte sea el de carreras y/o menciones, capaces de atender y cubrir problemáticas específicas de las culturas y sus comunidades en su contexto histórico. En este sentido, el Diseño Académico de los Centros de Educación Indígena (CEIN) y de la Universidad Autónoma Indígena (UAIN) se estructura a partir de tres ejes verticales y un eje horizontal que los atraviesa y conecta entre sí. Tales ejes son los siguientes: Eje de la Conciencia Cultural: Implica el desarrollo de programas de formación dirigidos a fortalecer la cosmovisión o perspectiva de visión del mundo, esto es, el filosofar que le es propio a los pueblos indígenas; por tanto, se propone como eje para la afirmación de la identidad cultural diferenciada de las comunidades y pueblos indígenas, lo que sin duda está en estrecha relación con la persistencia cultural de los pueblos o culturas a las que pertenecen. Eje de la Conciencia Autonómica: Se configura como eje para el desarrollo de programas y planes de estudio cuyo propósito está orientado hacia la formación del estudiante indígena en el conocimiento del proceso histórico y geográfico de sus comunidades en el contexto de la historia y geografía general del país y, por supuesto, el estudio crítico de las relaciones históricas y geográficas entre las comunidades, pueblos y culturas indígenas con el poder del Estado. Este eje hace posible el derecho a ser y a vivir como pueblos diferenciados en el contexto de la pluriculturalidad de nuestro país. En este sentido, genera programas de estudio que contribuyen a analizar y reflexionar para el desarrollo de alternativas políticas, organizativas y formas de lucha en el ejercicio de la autodeterminación y autogobierno de las comunidades y pueblos indígenas en y desde sus territorios. Eje del Etnodesarrollo: Constituye el centro de toda autonomía puesto que, no es posible la existencia autónoma de ningún pueblo sin la fuerza de una economía propia, capaz de sustentar el ejercicio de tal autonomía. En este sentido, este eje se configura a partir de planes y programas capaces de generar la formación de nuestros estudiantes para la creación de procesos económicos que coadyuven la autonomía económica de sus pueblos y al pleno ejercicio y persistencia de sus culturas; es decir, programas de estudio dirigidos a incentivar la creación de procesos (técnicos o tecnológicos) que potencien sus particulares economías, base fundamental de la libertad y autonomía de sus culturas. De esta manera, el diseño académico de los CEIN - UAIN se conforma a partir de estos tres ejes verticales anteriormente descritos, desde los cuales es posible abrir cauces, tanto a las aspiraciones individuales de los estudiantes indígenas participantes, como a las urgentes necesidades y aspiraciones de sus comunidades y culturas de origen. Eje horizontal de la interculturalidad Tal como ya indicamos anteriormente, el Eje de la Interculturalidad será el que atraviese horizontalmente todos los ejes verticales de formación como principio motor de los estudios secundarios y universitarios de los estudiantes indígenas; ello por cuanto lo que se busca es; por un lado, reconocer la existencia de formas de conocer y saberes generados desde las perspectivas propias de las cosmovisiones de los pueblos originarios, y, por el otro, potenciar esas mismas formas de conocer y los saberes producidos como paso trascendental para la generación de nuevas formas de conocer y nuevos conocimientos desde una perspectiva muy propia, esto es, desde una base generada desde la relación intercultural. De tal manera que, se trata de universalizar lo particular, pues, estamos convencidos que siempre habrá que pasar por la comarca para llegar al universo. Estructura Académica General del CEIN - UAIN Consideramos necesario hacer una previa precisión y diferenciación tanto de lo que definiremos como CEIN así como lo que estableceremos como UAIN, pues, ciertamente, se trata de instancias académicas (en el tiempo/espacio) diferentes, aunque estrechamente vinculadas o conformando un mismo proceso. Así, el CEIN es la instancia en la que generaremos el proceso de incorporación a la formación “inicial”, por así decirlo, de los estudiantes indígenas, quienes, podrán ingresar a partir de los 12 años, hayan tenido escolaridad en el sistema educativo formal del Estado o no, pues, en todo caso, lo que nos interesa es que hayan recibido la formación dentro del sistema educativo propio, es decir, dentro de su propia cultura. Esto, a nivel de: a.- Lengua materna: que el aspirante sea hablante de su lengua. b.- Formación en el trabajo: que el aspirante (hembra o varón), haya recibido de parte de los familiares propios, o tenga algún conocimiento de las enseñanzas particulares del sistema educativo de la cultura en cuanto a sus funciones y labores correspondientes a su edad y sexo. c.- Educación para la vida: que el aspirante haya recibido o tenga algún conocimiento de sus responsabilidades como miembro individual (como mujer u hombre) parte de una familia, una comunidad y una cultura, diferente al individuo o “ciudadano” de la cultura nacional criolla. En este sentido, el CEIN se organiza en las siguientes instancias académicas, sucintamente explicadas en sus objetivos generales: CEIN – Programa de Alfabetización Bilingüe – Nivel Primaria y Básica Integral Alfabetización Bilingüe: • Objetivo General: Programa en el que nos proponemos alfabetizar a los alumnos tanto en lengua castellana como en su propia lengua indígena, sea ésta el wayuunaiki, el barí o el añunnükü; esto, de acuerdo a la cultura y el espacio territorial donde se desarrolle la experiencia del CEIN. Asimismo, el programa contempla todos los ejercicios de apresto necesarios al dominio o manejo de los instrumentos para la escritura y graficación de ideas, discursos e imágenes necesarias a la exposición del pensamiento, tanto desde la perspectiva indígena como desde la perspectiva occidental. Finalmente, se hará énfasis en la lectura e interpretación de textos, tanto de la cultura occidental como de la cultura propia, dirigidos a desarrollar la capacidad de crear y expresar las ideas generadas mediante el análisis, tanto de manera verbal como escrita en ambas lenguas y, así, desarrollar la capacidad de establecer las diferenciaciones que tanto de forma verbal como escrita, tal análisis genera. Nivel Primaria y Básica Integral. • Objetivo General: En un primer momento y, en el mismo proceso de Alfabetización Bilingüe, nos proponemos: preparar al estudiante indígena en todas las áreas y contenidos de la Educación Primaria del Sistema Educativo Formal del Estado venezolano en función de que, al final del proceso, el alumno esté en capacidad de presentar el Examen de Suficiencia de Educación Primaria. En un segundo momento, pretendemos profundizar en todos los contenidos programáticos de la llamada Educación Básica Integral en el contexto del trabajo tanto como trabajo creador, como familiar y comunitario. En este sentido, nos proponemos desarrollar áreas como: agroecología; cría y tratamiento de bovinos, caprinos y ovinos; así como de otros campos no propios de la cultura como: piscicultura; apicultura; herrería; madera y ebanistería; diseño y dibujo técnico; mecánica automotriz; refrigeración; reparación y confección de motores fuera de borda y embarcaciones acuáticas; entre otras. Estructura y Duración del Programa: Alfabetización – Primaria Programa de Alfabetización Bilingüe Plan de Ejercicios de Apresto Alfabetización en Lengua Alfabetización en Materna Castellano Duración del Programa de Alfabetización Bilingüe: 48 Semanas (Un año) Nota: Es importante señalar que, durante este año lectivo, los alumnos estudiarán contenidos programáticos del Programa de Educación Primaria al mismo tiempo que se Alfabetizan. CEIN – Programa Nivel Primaria y Básica Integral Áreas de Conocimiento Expresión Verbal Memoria histórica, Territorial Razonamiento Lógico Mundo físico y Escrita y cultural Matemático y Geométrico y Natural Área de Educación en el Trabajo Duración del Programa de Alfabetización Bilingüe: 96 Semanas (Dos años) Objetivos por Área Área de Expresión Verbal y Escrita. Objetivo General: Desarrollar en nuestros estudiantes la capacidad de leer, traducir, interpretar, analizar y explicar de forma verbal y por escrito, nuestra palabra y la palabra de los otros. (Debe quedar claro que cuando hablamos de “palabra”, nos referimos a nuestro propio discurso así como al discurso de los otros). Área de la Memoria histórica, territorial y cultural. Objetivo General: A partir de los relatos orales propios y su contrastación con el relato (escrito) de los otros, nuestros alumnos deben ser capaces de interpretar, analizar y explicar su propio proceso histórico, territorial y cultural, esto es, capacitar al estudiante indígena para la comprensión de su propio proceso de territorialización (Historia de la Geografía y Geografía Histórica) y su territorialidad (Construcción espacio/temporal y conformación de una sociedad humana como cultura), tanto en el contexto de su originario establecimiento territorial, como en el contexto histórico del colonialismo pasado y la colonialidad del presente, en función de comprender su presente a partir del análisis y comprensión de su pasado histórico, territorial y cultural. Área del Mundo Físico y Natural: nuestra comunidad en el universo - mundo. Objetivo General: Estudiar el mundo físico y natural en función explicar las relaciones entre universo físico y conformación del mundo; sociedad humana y naturaleza en todas sus dimensiones: económicas, sociales, culturales y éticas. Se trata de un área donde de forma integral convergirán disciplinas como la Física, la Biología, la Química y la Ecología en una permanente interpolación de los estudios de la ciencia occidental en tales disciplinas, y los saberes propios o desde la perspectiva indígena, su traducción, reafirmación y/o redefinición. Área del razonamiento lógico-matemático y/o interpretación geométrica del mundo. Objetivo General: En ésta área nos proponemos lograr que los alumnos puedan comprender, traducir e interpolar, la lógica de razonamiento occidental, desde su perspectiva de origen hasta sus construcciones teóricas abstractas; en relación y constante interpolación de nuestra lógica de razonamiento indígena, desde el origen de nuestras particulares perspectivas de origen hasta la formulación de los fundamentos teórico-prácticos de nuestra ciencia de lo concreto. Área de Educación en el trabajo. Objetivo General: Se trata, por así decirlo, del campo concreto de estudio que hace posible la conexión de todas las áreas del Programa, pues, partimos del principio indígena de “ciencia de lo concreto” que su filosofar ha generado como perspectiva para el proceso y método de creación o construcción de conocimientos que, así, han hecho posible su existencia, resistencia, persistencia y, aún, su re-existencia a lo largo de todo el proceso histórico-geográfico y cultural de cada uno de los pueblos indígenas de la cuenca del Lago de Maracaibo y, nos atrevemos a decir, de todo el continente. Por tanto, nuestro propósito fundamental con ésta área es: recuperar el trabajo (hacer individual, colectivo y/o comunitario), como método de enseñanza/aprendizaje propio de sus miembros. En este sentido, los contenidos de las áreas de conocimiento deben ser expuestos como parte de la búsqueda de solución a problemas reales de existencia de las comunidades sean estos materiales o simbólicos. Así, pues, se trata de lo que denominamos como nuestra pedagogía del hacer autonómico, que no es más que la recuperación del milenario proceso de conocer practicado por nuestros pueblos y cuyo proceder parte del hacer necesario en la resolución de problemas a nuestra existencia y en función de nuestra persistencia como culturas, esto es, de nuestras cosmovisiones y cosmovivencias. CEIN – Programa Secundaria y Preparatoria UAIN